Los descubrimientos científicos no siempre despiertan entusiasmo. Cuando los investigadores anuncian la elaboración de una molécula o de un híbrido supuestamente dotado de virtudes milagrosas, con frecuencia chocan con el escepticismo de la opinión pública, dispuesta a preocuparse por las consecuencias ecológicas, sanitarias y sociales de dichas innovaciones. Sin embargo, en el seno de la comunidad científica nadie esperaba la tormenta de indignación que recibió el gran hallazgo del centro de investigaciones suizo Agroscope Changins-Wädenswil (ACW).
En 2006, los ingenieros agrónomos de ACW anunciaron mediante un comunicado de prensa que habían logrado cultivar una cepa comercialmente explotable del edelweiss, bautizada Helvetia. La industria cosmética ya codicia la florecita silvestre de los Alpes por sus propiedades antiinflamatorias, reales o imaginarias. Según los científicos, la versión cultivada podría estimular el mercado y constituir una apreciable fuente de ingresos tanto para los campesinos montañeses como para toda Suiza. Pero la perspectiva de una industrialización (...)