Normalmente los “sabios” son sabios. Ahora resulta que se tiran de los pelos. El choque entre el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) y el Tribunal Constitucional alemán a costa de un programa de compra de activos del Banco Central Europeo (BCE) sorprendió a todo el mundo. Hay que decir que, a priori, no había motivos para que el Public Sector Purchase Programme (programa de compra del sector público, PSPP), por el cual, desde 2015, el BCE compra títulos públicos de la zona euro, se convirtiera en el decorado de una pelea a golpes de toga y de peluca.
En realidad, en una Europa bajo hegemonía alemana, sí que hay motivos para la trifulca, aunque se trate de una de las operaciones más oscuras de la política monetaria. De hecho, en dicho lance se podía observar ese excepcional poder de concentración que ciertos detalles adquieren en periodos de crisis; (...)