Aunque Estados Unidos está sumido en una crisis sanitaria, Donald Trump y su Administración han optado por señalar con el dedo acusador a China, a la que responsabilizan de haber minimizado la gravedad de la epidemia. Estados Unidos, secundado por Australia, exige que se abra una investigación internacional. La Administración de Trump denuncia a la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como a su director, a quien acusa de connivencia y complicidad con Pekín, y amenaza con una posible salida de su país de este organismo internacional.
Para comprender la polémica es crucial conocer la cronología de los hechos. Los primeros casos probados se remontan a noviembre de 2019, pero no es hasta comienzos de diciembre cuando varios médicos hicieron sonar la alarma, lo que les acarreó arrestos e intimidaciones. A finales de diciembre, China informa, por primera vez, de la aparición de un nuevo virus detectado en un mercado (...)