El 21 de abril de 2020 pasará a la historia como el día en que el “oro negro” acabó costando menos que el agua de lluvia. Al cierre de la Bolsa de materias primas de Nueva York, un barril de West Texas Intermediate (WTI) –el barril de referencia en Estados Unidos– se negoció a un precio negativo de -37,63 dólares en el mercado de futuros. En ese momento, la mitad de la población mundial se encontraba confinada debido a la pandemia de la covid-19. La demanda de petróleo se situó en su nivel más bajo, con los oleoductos y los buques cisterna vertiendo su excedente en unos tanques de reserva próximos a su punto de saturación. Los actores financieros, aquellos que especulan con la cotización, se vieron con un crudo entre sus manos del que intentaron deshacerse a la desesperada... llegando incluso a pagar a los compradores.
Lo nunca visto. No (...)