¿Ecos de la primavera de 2005? En esa época, el presidente de Francia, Jacques Chirac, había convocado un referéndum que pretendía ratificar el Tratado Constitucional Europeo (TCE). Los medios de comunicación fueron unánimes: había que aprobar el texto. Sin embargo, la campaña se caracterizó por una movilización inédita. Asociaciones, organizaciones políticas y sindicales se dedicaron a analizar, explicar y debatir un documento que por otra parte no era demasiado atractivo. Contra la opinión de los “expertos”, casi el 55% de los franceses decidieron rechazar el TCE.
Siete años después, ya no se trata de ningún tratado europeo, pero el coro de editorialistas resuena otra vez: la carga de la deuda obliga al pueblo a ajustarse el cinturón. Y, aunque esta vez no hubo ningún referéndum para pedirle a los franceses que dieran una opinión sobre la cuestión, una campaña asumió el desafío –delicado– de imponer en el debate público un tema (...)