La reciente decisión de la OMS –lograda sobre la base de un texto de negociación propuesto por UNASUR– es una primera respuesta a la crisis del actual modelo de investigación farmacéutica basado en los incentivos del mercado y el sistema de patentes, principal método de apropiación de las rentas generadas por los nuevos productos.
La innovación en la industria farmacéutica ha declinado drásticamente en los últimos diez años. Y ello a pesar de la alta rentabilidad de la industria llamada ‘con base en la investigación’, y de la disponibilidad de mejores y más poderosas herramientas científico-tecnológicas. No sólo la productividad de la investigación ha caído, sino que la gran mayoría de las nuevas moléculas introducidas al mercado no aportan soluciones terapéuticas novedosas pues ya existen otros tratamientos disponibles, normalmente a un coste menor.
Dado que los fondos para investigación se concentran en las áreas con mayor potencial de rentabilidad, quedan desatendidas las (...)