Una orientación de política económica provocaba, hasta el día de hoy, gritos de horror a los neoliberales: la de la lucha contra las desigualdades. Esta expresión era tabú para ellos, salvo cuando se trataba de explicar que las desigualdades no sólo eran un motor de la competitividad, del crecimiento y del progreso, sino además, en la medida en que formaban parte del orden natural de las cosas, era vano e incluso peligroso combatirlas. Para los más caricaturescos de esos ideólogos, las medidas de redistribución de la riqueza, especialmente a través de la fiscalidad, eran acciones liberticidas que conducirían al... Gulag.
Desde hace unos meses, lo que domina en Estados Unidos y en los grandes foros internacionales es un discurso completamente opuesto. En Davos (Suiza), por ejemplo, durante el Foro Económico Mundial anual de enero pasado, los altos dirigentes de las multinacionales de la industria, de los servicios y de las finanzas (...)