En la audiencia de urgencia –un procedimiento que suele recibir el nombre de “tribunal de los milagros”–, Fatoumata M. reclama 452 euros, que se le deben por tres meses de trabajo como auxiliar a domicilio. Está sola, pero habla con valentía ante los dos jueces que la escuchan. Su empleador no se ha presentado: envió una carta para solicitar que la audiencia fuera aplazada a otra fecha porque está enfermo… El patrón de Tewfik Z., que, en su caso, sí asistió, aseguraba que le pagó el sueldo de limpiador de cubas, pero no tiene ningún documento para demostrarlo.
En la audiencia del proceso judicial que sigue al intento de conciliación, tenemos a Jean K. Trabajaba como director en una fábrica rentable gracias a la venta de un producto de gran calidad y al aumento de la productividad en un clima social sereno. Y sin embargo, lo echaron. Este directivo presentó cartas (...)