- SELÇUK
“Detenedme o cometo una desgracia”: este sería, traducido a un lenguaje no diplomático, el mensaje que David Cameron transmitió el pasado 17 de diciembre a sus colegas, los veintisiete jefes de Estado o de Gobierno reunidos en el Consejo Europeo en Bruselas. Siguiendo con la larga tradición de las discusiones maratonianas propias de este tipo de cumbres, el Primer Ministro británico anunció que estaba dispuesto a “luchar durante toda la noche” para obtener de sus pares un acuerdo sobre una renegociación de las condiciones de adhesión de su país a la Unión Europea (UE). Dejó entender que si no obtenía lo que quería, se vería en la penosa obligación de recomendar a sus conciudadanos que se pronunciasen a favor del brexit, es decir, la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
En realidad, la reunión terminó (...)