El teléfono del taxista vuelve a sonar. Circulamos por la autopista de cuatro carriles que une Abu Dabi, ciudad conservadora y opulenta capital de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), y la liberal Dubái, meca del turismo del lujo y hub del comercio internacional. Nuestro teléfono vibra a su vez. Un mensaje advierte de que acaba de producirse un accidente en la autopista. Al igual que el taxista, no nos hemos registrado en ningún sitio para que nos avisen en caso de que surja alguna complicación, pero ahí está el aviso. Escrutamos la carretera; el accidente se ha producido en sentido contrario.
El mensaje que hemos recibido es una muestra del constante control digital –un servicio que supuestamente aporta comodidad y tranquilidad– que acompaña en su vida cotidiana a los emiratíes, los mayores consumidores de datos móviles del mundo con una media de 18 gigabytes por persona y mes.
“La digitalización está muy (...)