El 28 de octubre de 1962, el mismo día en que Nikita Jruschov anunció públicamente la retirada de los misiles balísticos nucleares que sus fuerzas habían desplegado en la isla de Cuba, el jefe de Estado soviético dirigió un correo confidencial al presidente estadounidense John F. Kennedy a propósito de la resolución pacífica que se había hallado a la confrontación entre superpotencias más peligrosa de la historia moderna. Oficialmente, la Unión Soviética aceptaba retirar sus misiles a cambio de la garantía de Estados Unidos de renunciar a cualquier proyecto de invasión de Cuba. La crisis, sin embargo, solo se había resuelto en realidad cuando el presidente Kennedy envió a su hermano Robert, el 27 de octubre, a que se entrevistara con el embajador soviético Anatoli Dobrynin con el fin de proponerle un trato ultrasecreto: los misiles estadounidenses en Turquía por los misiles rusos en Cuba.
“Me siento en el deber de (...)