Al franquismo, mas allá de los imperativos de su ideología nacional-catolicista, le parecía que el sexo era un factor de desestabilización política. Mientras en el resto del occidente capitalista se construía el universo simbólico dominado por la cultura de masas en que el deseo sexual, integrado y explotado, era derivado hacia la vía muerta del consumo (la publicidad) o del espectáculo integrador (el cine, la televisión, las revistas), las autoridades españolas seguían empeñadas en marcar unos estrechos límites a la manifestación pública de la sexualidad. En su torpeza no percibían que la pulsión sexual, convenientemente recuperada y redirigida por el sistema, podría llegar a ser un factor de conformidad y estabilización social, como rápidamente ocurriría en la transición. Hay que decir que tampoco Wilhem Reich, uno de los investigadores más relevantes de la relación entre el sexo y la política, podía imaginar, en el momento de su muerte en una (...)
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Varietés
VARIETÉS
VV.AA
Textos de Juan Sánchez y Rafael Doctor
La Fábrica, Madrid, 2015
247 páginas, 29 euros
por Pepe Baeza,
octubre de 2015
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