En septiembre de 2003 veinte países del Sur, con Brasil, India y Suráfrica a la cabeza, hicieron fracasar la Conferencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de Cancún. Reagrupados bajo el nombre de G-20, se habían opuesto, en vano, a cualquier acuerdo que suprimiera las subvenciones que la Unión Europea y Estados Unidos otorgan a sus agricultores. Brasil, India y Suráfrica desean ejercer un papel político y estratégico a la altura de sus respectivos pesos demográfico y económico, ya que representan 1.500 millones de habitantes y el 12,5% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial.
El presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva ha hecho del fortalecimiento de los vínculos entre países del Sur uno de los principales ejes de su política exterior: tras su elección en 2002 ha realizado cuatro viajes a África y ha organizado la primera Cumbre de América del Sur y de los países árabes en Brasilia, (...)