Aparte de los males experimentados por la mayoría de sus vecinos, Alemania padece uno propio: una sustancial regresión demográfica, de consecuencias conmocionantes para su futuro.
La tasa total de fecundidad (promedio de hijos por alemana en edad fértil) cayó de 2,03 en 1970 a 1,56 en 1980, después a 1,25 en 1995. Desde entonces, se ha recuperado levemente: 1,31 en 2002 (1,4 en el Oeste y 1,2 en el Este). Según el profesor Herwig Birg, de la Universidad de Bielefeld, si se estabilizara en 1,35 la población de la República Federal Alemana (RFA) –que cuenta con 80 millones de habitantes– bajaría a 77 millones en 2030, 68 en 2050 y 53 en 2080. ¡Y esta proyección incluye un saldo migratorio positivo anual de 170.000 personas! Sin el cual, incluso con una tasa de natalidad de 1,5 (promedio de la Unión Europea), el país no tendría más que 55,4 millones de habitantes (...)