“Por fin estamos convirtiéndonos en un país normal”, exclama Najat M., estudiante de Arquitectura en Riad. Esta reflexión se escucha por todas partes. En el reino saudí, con tanta frecuencia criticado, entre otras cosas, por la dureza de la condición femenina, se multiplican los anuncios de cambios: se ha designado a una mujer para ocupar un puesto de responsabilidad; una sala de cine ha vuelto a abrir sus puertas, tras treinta y cinco años de prohibición, y el público es mixto. En la actualidad, el Ejército y la Policía reclutan a mujeres y las autoridades se plantean poner fin a la separación por sexos en lugares públicos.
Cada semana cae un tabú, siendo el más sonado, probablemente, la prohibición de conducir para las mujeres: a partir de este mes de junio, se les podrá expedir un permiso de conducción sin el consentimiento de su “tutor” masculino. Este anuncio se realizó el (...)