La individualización del trabajo no se inició únicamente en el marco de una reciente modernización vinculada a la crisis provocada por las nuevas formas de competencia y la evolución del mercado. Comenzó en los años setenta como reacción ante los acontecimientos de 1968, muy desestabilizadores para el empresariado francés de la época: la violencia de los críticos al trabajo tayloriano y al autoritarismo, la explicitación de un rechazo a la explotación y a las desigualdades en nombre de un derecho a lograr el pleno desarrollo personal, todo eso convenció a los empresarios de que era necesario realizar grandes reformas para contrarrestar este mar de fondo. Por lo tanto, el proyecto patronal era simple: aplicar todos los recursos susceptibles de minimizar las fuentes de descontento y sobre todo su expresión.
En 1972, las sesiones del CNPF [Consejo Nacional de la Patronal Francesa] de Marsella plantearon la cuestión de la humanización y revalorización (...)