En Francia, la elección de Emmanuel Macron a la presidencia de la República, el pasado 7 de mayo, así como los resultados de las elecciones legislativas del 11 y del 18 de junio, se inscriben en un movimiento más general de rupturas políticas que afectan también a unos cuantos países europeos. Bajo distintas formas, se trata en primer lugar de un replanteo de las estructuras históricas de la representación democrática, a saber: los partidos.
Entre los síntomas de este desmoronamiento que desde hace ya algunos años caracteriza el tablero electoral, podemos mencionar el avance de los movimientos populistas de derechas y de extrema derecha, especialmente en Hungría y en Polonia; la irrupción de Podemos y de Ciudadanos en el paisaje político español; la del Movimiento 5 Estrellas en Italia, y el brexit en el Reino Unido. En diversos grados, cada uno de estos fenómenos pone en evidencia un inmenso desfase entre (...)