Hay docenas de maneras de morir, pero en la morgue de Lorain County, una zona suburbana de Ohio, las catalogadas son cinco: “muerte natural, homicidio, suicidio, accidente, indeterminada”. Las sobredosis se consideran accidentes. En este lugar, se han triplicado en cuatro años hasta llegar a 132 muertos en 2016. “Combinación de opiáceos en el 95% de los casos”, indica la médico forense Stephen Evans, que a veces clasifica una sobredosis como suicidio, cuando las dosis registradas son demasiado grandes. “Pero otros condados las clasifican como homicidios cuando los camellos venden farlopa cortada con fentanilo, un narcótico cien veces más potente que la heroína. Los consumidores creen que se pinchan con heroína, pero se inyectan cien veces la dosis...”. En 2017, la víctima de mayor edad del condado fue un anciano de 75 años, que compartía la jeringa con su nieto.
El municipio de Lorain County, que incluye a unos 300.000 habitantes, (...)