Cuando se conocieron, él le prohibió que siguiera trabajando. La forzó a concebir un hijo. Pero cuando quedó embarazada, quiso obligarla a abortar. Le impuso a sus amantes, pero le prohibió que ella los tuviera. Cuando ella huyó para tratar de rehacer su vida con otro hombre, él la fue a buscar y “la golpeó hasta dejarla sangrando”... La espantosa letanía de crueldades que relata Tarita, la viuda de Marlon Brando, en su autobiografía recientemente publicada, no impidió que las revistas que publicaron anticipos del libro titularan: “Mi locura de amor con Brando”. No cabe duda de que si el actor hubiera tenido la piel un poco más oscura, la desdichada Tarita hubiera sido orientada hacia la delegación más cercana de la asociación “Ni putas ni sumisas”.
Cuando una mujer es maltratada o asesinada por su compañero o su ex-compañero, o por un pretendiente rechazado, la interpretación del acto depende de (...)