Dos años después de su victoria sobre el nazismo, el Ejército Rojo se volvió, a causa de la guerra fría, en una amenaza para los pueblos del Oeste. Seis décadas más tarde la historiografía francesa, una vez terminada la mutación pro-estadounidense, puso a la Unión Soviética en la picota tanto por el pacto germano-soviético como, más tarde, por su “gran guerra patriótica”. En Francia, los manuales, asimilando nazismo y comunismo, apostaron por los historiadores de Europa oriental. Pero las investigaciones originales que alimentan esta puesta a punto esbozan un cuadro de la URSS en la II Guerra Mundial totalmente distinto.
El principal acto de acusación contra Moscú está referido al pacto germano-soviético del 23 de agosto de 1939 y, sobre todo, a sus protocolos secretos. En realidad, la fulgurante y aplastante victoria lograda en Polonia por la Wehrmacht fue la señal para que la URSS ocupara la Galicia oriental (a) y (...)