Cómo salvar realmente a Grecia
Salir del euro, una ocasión histórica
Aparentemente, el proyecto es simple. Desde hace cinco meses, los acreedores de Atenas estarían trabajando para salvar a Grecia de la bancarrota. Sin embargo, se ha dibujado otra ambición durante las negociaciones: desacreditar un proyecto político calificado como “radical”. Condicionando su apoyo con nuevas medidas de austeridad, los interlocutores de Alexis Tsipras lo han puesto entre la espada y la pared: o el primer ministro griego defiende el programa de su campaña electoral, exponiéndose así a represalias financieras, o cede ante sus “socios” a riesgo de perder la mayoría parlamentaria y a riesgo de que su partido implosione.
Sin embargo, existen dos soluciones frente al problema europeo, uno de cuyos síntomas es la crisis griega: la transformación de la zona euro sustituyendo la lógica de la competencia y de la depredación por una lógica de solidaridad y de inversión –una idea que Gabriel Colletis, Jean-Philippe Robé y Robert Salais defienden en las páginas 4 y 5–, o la desagregación de una unión monetaria mal concebida que comenzaría con la salida de Grecia, una perspectiva que Costas Lapavitsas presenta en este artículo.
por Costas Lapavitsas,
julio de 2015
En 2010 surgió la perspectiva del default griego y de la salida de la Unión Económica y Monetaria (UEM). Desde el punto de vista de la teoría económica, el problema está claro: una economía débil, caracterizada por importantes fallos institucionales, se incorporó a una unión monetaria estructuralmente disfuncional. Esta se dotó de una divisa no solamente fuerte, sino también intrínsecamente problemática. En un contexto así, sólo hay dos salidas: o la UEM se reforma profundamente o Grecia debe hacer frente al default y la salida.
La disfunción del euro se explica, ante todo, por la política alemana que tiene como objetivo la reducción de los salarios, lo que ha permitido a Berlín aumentar su ventaja competitiva y convertirse en uno de los principales prestamistas de Europa. Al adoptar esta política, Alemania ha reducido su propia demanda para captar mejor la riqueza proveniente del exterior; una política cuyos costes han sido sufragados (...)