Postfascismos. El lado oscuro de la democracia.

Aparentemente, en Europa ha muerto, de momento, el fascismo como modelo político en todas sus manifestaciones. Los setenta años transcurridos desde el final de la Segunda Guerra Mundial parecen confirmar que, pese al sustrato minoritario que defiende tal ideario, su implantación social es mínima. Sin embargo, como advierte el autor, las últimas elecciones europeas en Grecia, Holanda, Austria, Dinamarca o Francia, y sobre todo en las últimas municipales francesas, dan qué pensar. El escenario es diferente al que precedió a la última Gran Guerra. Le Pen en Francia es ahora proabortista y laicista; exige la retirada de los símbolos religiosos en el ámbito público, es antiatlantista –pide la retirada de Francia de la OTAN– y acusa al FMI y al Banco Mundial de ser los verdaderos culpables de la crisis, defiende la sanidad pública, la mejora de los salarios y de la protección social de los trabajadores, denuncia la poca (...)