Cuando leo a un poeta por primera vez lo hago en voz alta. La poesía es el género que más se acerca a la vida, y como ésta, ha de sonar estremecedora. Luego, si me emociona, le dedico una lectura silenciosa. Estudiar un autor es leerlo hasta encontrar el tono perfecto entre lo privado y lo público. El desafío consiste en que los conceptos no suenen anquilosados. El escritor británico George Orwell prescribía “nunca utilizar una palabra larga donde proceda una corta”. Hablar claro, en términos sencillos, es una forma de integridad.
El mítico trazado de la obra de Octavio Paz (México 1914 – 1998) no excluye lo privado; sus ascéticas composiciones no evitan lo humano: la vida, la enfermedad, la muerte, el humor. Mi primer contacto con su poesía fue la lectura (en voz alta) del poema “Piedra de sol”. Aún recuerdo el impacto en la lengua de su (...)