El 9 de diciembre de 2016 estallaron gritos de alegría cuando las decenas de miles de surcoreanos reunidos ante la Asamblea Nacional se enteraron de que la presidenta de la República, Park Geun-hye, era destituida. Los diputados aprobaron la moción de censura por 234 votos frente a 65 –muchos más que los de los partidos de la oposición–. El mismo júbilo se apoderó de los participantes en las concentraciones con velas organizadas en la mayoría de las grandes ciudades como Gwangju, Suncheon, Incheon, Busan o Jeju.
Cada sábado durante cerca de dos meses, millones de personas se han manifestado en todo el país, con una candela en la mano, para reclamar la dimisión inmediata de Park. Ésta estaba acusada de haber gestionado los asuntos públicos bajo la influencia de una gurú medio chamán, medio predicadora; de haber recibido dinero de los grandes grupos industriales (chaebol); de haber reprimido a opositores… La (...)