Mircea Cartarescu (Bucarest, 1956) es, al menos, dos personas: el ser humano devastado por el dolor, el zombi, el muerto en vida; el escritor, la estrella de la nueva literatura rumana, el candidato a Premio Nobel, la imagen en palabras de sí mismo, la huella. Estos dos hombres trenzan la historia de su literatura: el primero rastrea al segundo (y viceversa) para encontrase. Para encontrarnos. Su obra es una historia de detectives con la catástrofe en los talones. Su objeto, la salvación de uno mismo; su corazón emocional, la pérdida y el silencio.
Leer a Cartarescu es habitar el mundo de los dobles, los paralelos, los laberintos, las sombras y las máscaras, las muertes dentro de las muertes, las historias dentro de otras historias, como una caja china de revelaciones. El autor rumano es, sin duda, uno de los creadores de mayor (y más oscura) lucidez en la historia de la (...)