Según los últimos datos del informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2018, publicado por la FAO, la obesidad en adultos continúa aumentando cada año. Según datos de 2016 el 13,2% de la población mundial (o lo que es lo mismo, 672,3 millones de personas) es obesa, frente al 11,7% de 2012. El informe demuestra que un escaso acceso a los alimentos y, especialmente, a alimentos saludables, contribuye a la desnutrición, así como al sobrepeso y la obesidad.
El costo más alto de los alimentos nutritivos, el estrés que significa vivir con inseguridad alimentaria y las adaptaciones fisiológicas a la restricción de alimentos ayudan a explicar por qué las familias que enfrentan inseguridad alimentaria pueden tener un riesgo más alto de sobrepeso y obesidad. Por otra parte, el acceso deficiente a los alimentos aumenta el riesgo de bajo peso al nacer y retraso del crecimiento en los niños, lo que también está asociado con un riesgo más elevado de sobrepeso y obesidad en las etapas posteriores de la vida.
Las múltiples cargas de la malnutrición son más frecuentes en los países de ingresos bajos, medianos-bajos y medianos y están concentradas en las personas pobres. En los países de ingresos altos, la obesidad también está igualmente concentrada en las personas pobres.
En el cuadro adjunto publicado en el citado informe, se puede comprobar cómo a nivel mundial, la proporción de niños menores de 5 años que padecen retraso del crecimiento continúa disminuyendo, con un 22,2% de niños afectados en 2017. En 2017, casi el 7,5% de los niños menores de 5 años (50,5 millones) padecían emaciación. Dos regiones, Asia y Oceanía, tuvieron casi uno de cada diez niños afectados, en comparación con solo uno de cada 100 en América Latina y el Caribe.
Desde 2012, la proporción mundial de niños con sobrepeso parece haberse estancado, con un 5,4% en 2012 y 5,6% en 2017. En 2017, el sobrepeso infantil afectó a 38,3 millones de niños, y África y Asia representaron el 25% y el 46% del total mundial respectivamente. La obesidad en adultos, por el contrario, continúa creciendo. Y va camino de convertirse en uno de los graves problemas del futuro.