Los estadounidenses y los chinos han desenterrado el hacha de guerra (comercial) y nada parece poder detenerlos. Donald Trump comenzó amenazando a aquellos que “nos roban” (18 de abril de 2017), ganándose una advertencia de Xi Jinping: “Nadie debe esperar que China trague bilis en detrimento de sus intereses” (18 de octubre de 2017). De la escalada verbal se pasó con rapidez a la espiral de las sanciones aduaneras. Washington hizo aumentar los aranceles (de un 10% a un 25%) sobre una serie de importaciones chinas; Pekín respondió.
El folletín, que comenzó en primavera, continuó durante todo el verano y amenaza con durar mucho más allá del invierno. A veces resulta difícil distinguir entre los anuncios que generan revuelo y las medidas que realmente se han puesto en práctica. Por parte de Estados Unidos, se ha establecido una lista con 5.745 productos chinos (acero, aluminio, productos químicos, textiles, electrónica, etc.), por (...)