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Un nuevo modelo de organización política

Los partidos cooperativos

Las recientes victorias del Tea Party en Estados Unidos confirman que los partidos políticos siguen una máxima no escrita: deben adaptarse a la sociedad. A lo largo de la historia, han ido evolucionando siguiendo esa idea. Para sobrevivir, muchos han tenido que adaptarse (a un alto coste) a la sociedad del siglo XXI. No hacerlo hubiera supuesto una incapacidad a obtener los apoyos electoralmente indispensables. Todos son, a la vez, hijos de su tiempo y de los partidos que los precedieron. Hoy ha surgido un nuevo modelo: el partido cooperativo.

por Carlos Gómez Ribas, octubre de 2010

Históricamente se había clasificado a los partidos políticos en cuatro tipos diferentes: partidos de cuadros; partidos de masas; partidos atrapalotodo (catch-all); y partidos cártel.

Los primeros eran poco más que agrupaciones de personas de cierto renombre social con unos intereses compartidos. No tenían una estructura interna jerarquizada, y la lealtad al partido no era exigida.

Los de masas fueron consecuencia de la extensión del voto a todos los ciudadanos. Originariamente, los movimientos socialistas fueron los primeros en preparar a sus militantes, mediante una fuerte organización –tanto a nivel de lucha electoral como callejera– para la consecución del poder político.

El tipo catch-all resultó de la extensión de los medios de comunicación de masas. Estos partidos dejan a un lado la ideología para poder captar al mayor número de votantes. Donde esté la mayoría, allí estarán sus propuestas, en ese famoso “centro político” hacia donde tienden a ir los actuales partidos de “derechas” y (...)

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