Al pie de una carretera sinuosa que desaparece en la imponente montaña verde, un cartel que indica “Altos del Golán” delimita la antigua frontera entre Israel y Siria. Pequeños bosques de pinos colorean el campo. Un poco más lejos, en el fondo de una curva, montones de piedras recuerdan las viviendas destruidas. En junio de 1967, al final de la Guerra de los Seis Días, Israel ocupó este territorio sirio y expulsó a las poblaciones civiles que no habían huido. Después de esto, un centenar de pueblos fueron arrasados.
Nadie escapó de este desplazamiento de poblaciones, a excepción de los miembros de la comunidad drusa, a los cuales podrían atraer las autoridades israelíes como lo habían hecho con los de Galilea. Según diversas estimaciones, entre 115.000 y 120.000 sirios de los Altos del Golán se instalaron en Damasco y en el sur de Siria entre el 5 y el 10 de (...)