El “asistencialismo”, la inmigración, el exilio fiscal, producen cada vez más reacciones de retorno al orden, de celebración de la autoridad,de justificación de las desigualdades. De derecha a izquierda del tablero político, el diagnóstico de la derechización es aparentemente unánime, sea para regocijarse, para aceptarlo con o sin inhibiciones, para conformarse con resignación o mala conciencia, o para afligirse. En 2007, en la elección de Nicolas Sarkozy, la resistencia de los “valores humanistas” moderó por momentos el diagnóstico. Actualmente, podría moderarlo la aprobación de reformas sociales como el “matrimonio para todos”. Así y todo, la cosa ya estaría clara en los ámbitos económico, político y social. Solo restaría evaluar la magnitud y velocidad del fenómeno. Sería mejor entonces comprender la derechización, en lugar de repetir explicaciones preexistentes.
Se vuelve a hablar, como hace cinco años, de la “desconfianza” de los franceses, asociando ese vocablo unas veces a la vieja idea (...)