El mayor conflicto intercomunitario chino ocurrió hace algo más de diez años, entre los dongbei (chinos del Noreste) y los wenzhou (chinos del Este). Los primeros, empleados como cuidadores de niños o como obreros en los talleres, se sentían sobreexplotados por los segundos y protestaron con fuerza. Desde entonces, los wenzhou dejaron de contratarlos. “Esto lleva a las mujeres hacia la prostitución”, constata la investigadora Wang Simeng.
Tian Jing, una joven pekinesa titulada por el Instituto Francés de Prensa de la Sorbona, en París, narra un encuentro con una mujer de unos cuarenta años mientras estaba haciendo jogging. “Ella buscaba el hospital Saint-Louis”. Y se puso a contarle su vida con un sinfín de palabras impresionantes: “Soy niñera en una familia wenzhou muy malvada. Hoy he caído enferma y hasta se han negado a que vaya al médico. Cuando pague mi deuda volveré a China. Dada mi situación, me han sugerido (...)