La disposición de Le Figaro para servir al patrono de Moët Hennessy Louis Vuitton (LVMH) provocaría una sonrisa si Bernard Arnault, dirigente de la multinacional del lujo, no fuera también propietario de publicaciones tan influyentes en distintos sectores de la opinión francesa como Les Échos –adquirido en 2007 contra la opinión de los periodistas– y Le Parisien. A estos dos periódicos, de los cuales nada puede temer porque la autopromoción y la autocensura operan sin problemas, se añade L’Opinion. En efecto, Arnault financia generosamente ese diario de orientación patronal, constantemente mencionado en las revistas de prensa y dotado de diversas crónicas en el espectro audiovisual a pesar de su raquítico número de lectores. En periodos de luchas sociales, se remarca esa división, dado que, aunque el ojo y el oído se habitúan a casi todo, no conviene provocarlos demasiado postulando, por ejemplo, que cada oyente es un accionista –o un (...)
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La pluma a sueldo
por Pierre Rimbert y
Serge Halimi,
julio de 2016
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