Portada del sitio > Mensual > 2009 > 2009/04 > La biblioteca universal de Google

Revolución del saber

La biblioteca universal de Google

Hace veinte años, el 13 de marzo de 1989, el científico británico Tim Berners-Lee, inventaba en Ginebra la web. Hacía entonces el Internet moderno. Una revolución del saber y del conocimiento. Al ofrecer a una gran cantidad de personas una masa siempre creciente de conocimientos, ¿realiza Internet el sueño de las Luces o prepara la pesadilla de un saber público entregado a los apetitos privados? Gracias a –o a causa de– Google, estas preguntas no tienen nada de abstracto. En los cuatro últimos años, el célebre motor de búsqueda ha digitalizado y puesto en línea millones de obras encontradas en los fondos bibliográficos de las más grandes bibliotecas universitarias. Para los autores y editores, esta operación constituía una violación flagrante del copyright. Pero después de largas negociaciones las partes llegaron a un acuerdo que va a cambiar totalmente la manera en que los libros llegan a los lectores. Aunque los límites legales y económicos del nuevo espacio establecido por este acuerdo siguen siendo imprecisos, el objetivo de los directores de biblioteca es claro: abrir sus colecciones y hacerlas disponibles a cualquier lector en cualquier lugar.

por Robert Darnton, abril de 2009

El siglo XVIII, el de las Luces, tenía una confianza total en el mundo de las ideas, que los enciclopedistas denominaban la República de las Letras. Un territorio sin policía ni fronteras, y sin otras desigualdades que no fueran las del talento. Cualquiera podía instalarse allí siempre que ejerciera uno de los dos atributos de su ciudadanía, a saber, la escritura y la lectura. Los escritores debían formular ideas, y los lectores apreciar su buen fundamento. Llevados por la autoridad de la palabra impresa, los argumentos se difundían en círculos concéntricos y sólo ganaban los más convincentes.

En esta edad de oro de lo escrito, las palabras también circulaban por vía epistolar. Al hojear la espesa correspondencia de Voltaire, Jean-Jacques Rousseau, Benjamín Franklin o Thomas Jefferson –lo que hace unos cincuenta volúmenes para cada uno de ellos–, uno se sumerge en el corazón de la República de las Letras. Estos cuatro (...)

Este artículo está reservado a suscriptores.

Si usted es suscriptor, introduzca sus datos a continuación para continuar con la lectura.


¿Todavía no es suscriptor?

Elija su fórmula de suscripción y cree su cuenta.

NECESITAMOS TU APOYO

La prensa libre e independiente está amenazada, es importante para la sociedad garantizar su permanencia y la difusión de sus ideas.

P.-S.

Este texto fue publicado en The New York Review of Books el 12 de febrero de 2009.