Lo que hoy día estamos viviendo es la bancarrota de los principales núcleos del sistema bancario internacional que se está manifestando en las quiebras sucesivas de las principales entidades financieras del mundo. Se trata de una bancarrota producida por la masiva y continuada acumulación de riesgo en los balances bancarios y como consecuencia de que, desde hace años, la actividad bancaria se ha venido desnaturalizando.
Tradicionalmente, los bancos han cumplido la función de intermediar entre el ahorro y la inversión productiva proporcionando crédito a las empresas y consumidores. Pero el gran desarrollo de los mercados financieros ha ido creando en los últimos decenios nuevas oportunidades de inversión especulativa, con rentabilidad más alta y rápida que la inversión productiva. En aras de incrementar continuamente sus beneficios, los bancos han ido redirigiendo su actividad hacia esos mercados y así se han convertido en la principal fuente de alimentación de la especulación financiera, en (...)