Cuatro salones, con un lugar para las abluciones y otro para las comidas; un espacio de proyección; decenas de sillones con apoyabrazos imponentes, mesitas de vidrio, alfombras, cortinajes, dorados, arañas de cristal, instalaciones de aire acondicionado…
Así se presentan los apartamentos privados del imán Sherif Ousmane Madani Haidara, en el barrio Bankoni, en la periferia de Bamako. La mezquita que lleva su nombre puede recibir a miles de fieles en tres niveles, y forma parte de un complejo social, con una escuela (dos mil alumnos, de los cuales la mitad no paga tasa de inscripción), un hospital (prioridad a la atención gratuita para los pobres), un garaje, viviendas.
“Bani” asegura que no debe su opulencia sino a la generosidad de quinientos diez mil adherentes de su asociación Ançar Dine (“Defensores de la fe”), a razón de 1.000 francos CFA al mes (1,5 euros) para los más modestos. El imán desespera de tener (...)