Detrás de los vidrios rotos del autobús local, la capital de Papúa Nueva Guinea pasa a toda velocidad: sus carreteras ardientes llenas de baches, su hormigón y sus techos de chapas consumidos por el sol pálido, sus paredes carcomidas por el pasto seco y erizadas de alambres de púas. Ni la sombra de un blanco. En Puerto Moresby, considerada una de las ciudades más peligrosas del mundo, se les recomienda a los extranjeros no circular ni en taxi, ni en autobús, ni a pie. La capital está rodeada de chabolas. Y desde que en 2009 arrancó el colosal proyecto de explotación de gas y petróleo PNG LNG (por Papua New Guinea Liquefied Natural Gas), administrado por el gigante estadounidense Exxon Mobil, las chabolas crecen, se multiplican.
Estudiante de Ciencias Políticas y ex asaltante de bancos, Benjamin nos lleva hasta el barrio de chabolas de Badilli, donde vive desde hace once años. (...)