Cuando se reúnan en Santiago de Chile, los días 26 y 27 de enero, para la VII Cumbre entre la Unión Europea (UE) y la zona de América Latina/Caribe (ALC), los jefes de Estado y de Gobierno implicados se encontrarán en una relación radicalmente distinta a la de la primera Cumbre que tuvo lugar en Río de Janeiro en 1999.
En aquel momento, Hugo Chávez acababa de ser elegido a la presidencia de Venezuela por vez primera. En Brasil, Lula había perdido su tercera candidatura presidencial. En las cancillerías, nadie había oído hablar de Rafael Correa o de Evo Morales. El único proyecto de integración continental en aquel entonces era el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), de Alaska a Tierra de Fuego, bajo la batuta de Washington. Tomando distancias, es posible medir la amplitud del camino recorrido en muy poco tiempo en la doble emancipación de América Latina: (...)