En diciembre de 2009, el instituto de investigaciones Latin Business Chronicle sacó a la luz un fenómeno que había pasado desapercibido en la mayoría de los medios de comunicación. De 1997 a 2008, el comercio entre Irán y Latinoamérica se había triplicado, hasta alcanzar los 2.900 millones de dólares; una suma considerable para los flujos comerciales casi inexistentes antes de la llegada al poder de Mahmud Ahmadineyad, en agosto de 2005.
En 2004, el comercio bilateral entre Irán y Venezuela superaba apenas el millón de dólares; pero dos años más tarde se acercaba a los 51 millones. Mientras tanto, Irán multiplicó los centros de producción en el país caribeño: bicicletas, tractores, coches, cemento. Dado que Caracas sufre de una falta crónica de “saber hacer” y de tecnología, Teherán le ayuda en sus esfuerzos de industrialización, especialmente en el tratamiento de la leche y la producción petroquímica. Aunque, a causa de la (...)