Este intento de discriminación es inaceptable! –exclamó el 2 de febrero de 2009 el ministro de Relaciones Exteriores de Portugal, Luis Amado–. Los Gobiernos deben evitar una deriva proteccionista, xenófoba y nacionalista que (…) puede llevarnos a una crisis aun mayor”. Una cólera de igual intensidad anima a su homólogo italiano Franco Frattini contra un movimiento social “indefendible” que se desarrolla en Gran Bretaña.
Todo comenzó el pasado 28 de enero, cuando un contrato de 200 millones de libras (231 millones de euros) para la instalación de una unidad de desulfuración en la refinería de Total en Lindsey (condado de Lincolnshire), fue subcontratado a una empresa siciliana, IREM. Ésta reemplazó de inmediato la mano de obra local con doscientos trabajadores italianos y portugueses –a quienes en poco tiempo deberían unírseles otros cien– no sindicados. Alojados en un pontón amarrado a orillas del río Humber, esos obreros fueron mantenidos escrupulosamente alejados de (...)