Los gestos de acercamiento entre Teherán y Washington se multiplican. Una nueva era parece comenzar. De ahora en adelante se vislumbra una solución política que ponga fin al conflicto que enfrenta, desde hace treinta y tres años, a Irán y Estados Unidos. De repente, los gestos de conciliación han sustituido a las amenazas y a las imprecaciones proferidas desde hace décadas. Las cosas se aceleran. Hasta el punto de que la opinión pública se pregunta cómo hemos pasado tan rápidamente de una situación de enfrentamiento constante a la perspectiva, ahora plausible, de un próximo acuerdo entre estos dos países.
Apenas hace dos meses, a principios del mes de septiembre, estábamos –una vez más– al borde de la guerra en Oriente Próximo. Los grandes medios de comunicación mundiales solo publicaban titulares sobre el “inminente ataque” de Estados Unidos contra Siria, gran aliado de Irán, acusado de haber cometido, el 21 de agosto, (...)