En Europa, las fuerzas políticas y sociales que dicen situarse a la izquierda de la socialdemocracia se creen “radicales”. Sin embargo, desde hace tiempo dan muestra del más total conformismo sobre tres cuestiones esenciales que plantea hoy la crisis europea: 1) la responsabilidad del euro en la recesión actual; 2) la pertinencia de políticas nacionales de ruptura con el neoliberalismo; y 3) la urgencia de medidas de proteccionismo ecológico y social.
Para la esfera financiera, las grandes empresas y sus representantes en los partidos políticos y los gobiernos –no solo de derechas–, mejor imposible: los Tratados y Pactos europeos sucesivos instauraron una hegemonía del capital y del mercado; hicieron del Libre Comercio un arma de choque al servicio del dumping social, ecológico y fiscal; el dogma de la competencia se transformó en una máquina de pauperización o de privatización de los servicios públicos; bajo pretexto de reabsorber la deuda, de promover (...)