En las recientes revueltas contra el CPE (Contrato de Primer Empleo) que han tenido lugar en Francia, el entusiasmo y la vivacidad de la calle contrastaron, una vez más, con el desesperante silencio de los intelectuales. Lo mismo había sucedido en noviembre de 2005, con ocasión de las revueltas en los suburbios. Salvo raras excepciones (Jean Baudrillard, John Berger), pocas voces han sabido leer estos acontecimientos en medio de tanta palabrería, develar su profunda significación y proyectarlos en acciones futuras. La sociedad se ha encontrado huérfana de una interpretación pertinente y movilizadora, a riesgo de ignorar sus propios síntomas y volver a experimentar nuevas crisis.
Un intelectual es un hombre o una mujer que aprovecha su fama, adquirida en los campos del arte o de la cultura, para movilizar a la opinión pública en favor de ideas que considera justas. En los Estados modernos, además, su función ha consistido, durante los (...)