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Lisboa se inclina ante los mercados financieros y debilita la sociedad

En Portugal, no se les llama “precarios”, sino “recibos verdes”

Mientras Portugal volvía a elegir al conservador Aníbal Cavaco Silva como presidente de la República en las elecciones del pasado 23 de enero, se multiplicaban las manifestaciones contra el estricto plan de austeridad aprobado por el Gobierno socialdemócrata. La precariedad laboral, que afecta a una tercera parte de los asalariados, se extiende a una mayor proporción de trabajadores. En la actualidad ya se pueden evaluar las consecuencias del más precario de los contratos precarios: el “recibo verde”.

por Gwenaëlle Lenoir y Marie-Line Darcy, febrero de 2011

Una mañana de finales de septiembre de 2010, Felipe cerró su maleta y abandonó Lisboa, con destino a Río de Janeiro. Sólo pasaje de ida para este joven de 31 años nacido en Brasil, pero con doble nacionalidad. Seis años atrás había intentado la aventura en la vieja Europa, alentado porque su abuela y uno de sus hermanos vivían en Portugal. Entonces creía tener todo lo necesario; juventud, dinamismo y un oficio: monitor de natación. En Portugal también encontró a su compañera.

Entonces, ¿por qué tirar ahora la toalla? ¿Por qué volver al país con semejante sentimiento de fracaso y amargura? Las razones se resumen en una expresión: los “recibos verdes”. Un sistema de remuneración muy particular, inaugurado en 1978 por el Gobierno socialista de Mario Soares. En su origen estaba reservado a las profesiones independientes y liberales: médicos, abogados, asesores, artesanos. Esos recibos, en realidad de color azul, permitían que (...)

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