Mientras que el Bharatiya Janata Party (BJP), el partido nacionalista hindú en el poder, hará por renovar su mandato en las urnas en primavera, la calle no ha esperado: el 8 y 9 de enero pasados, entre 150 y 200 millones de personas dejaron sus puestos de trabajo para tomar, con su ira, las ciudades en toda la India. Los autobuses en las cocheras, las ventanillas de los bancos cerradas, los colegiales de vacaciones forzadas, las autopistas ocupadas, las efigies del primer ministro quemadas: por todas partes, la economía se vio alterada. Decenas de activistas fueron detenidos por la policía y algunos trabajadores resultaron heridos de gravedad, con fracturas abiertas y golpes en la cabeza, principalmente en Rajastán.
“Los días soleados están al caer”, proclamaba el lema de la campaña de 2014 de Narendra Modi, actual primer ministro. Cinco años después, los días nublados no parecen estar llegando a su fin. (...)