Durante mucho tiempo, parece que medios de comunicación y diplomáticos han ignorado la guerra en Yemen. La magnitud de la crisis humanitaria, el estancamiento militar y el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en Estambul, en octubre de 2018, han cambiado la situación.
Arabia Saudí, a la cabeza de la coalición regional que, desde marzo de 2015, se ha fijado como objetivo restablecer el poder del presidente Abd Rabbo Mansur Hadi, destituido por los milicianos hutíes –pertenecientes a la minoría zaidí, una rama de obediencia chií–, ha visto aumentar la presión internacional en su contra. Aunque la situación sobre el terreno sigue paralizada, sus crímenes de guerra son denunciados actualmente y el príncipe heredero Mohamed Bin Salmán (MBS) ha perdido gran parte de su crédito. Su intento por otorgarse una imagen de modernizador con la ayuda de grandes agencias de comunicación –como Publicis o Glover (...)