Los dirigentes de los principales partidos lamentan de antemano el probable aumento de la abstención en las elecciones al Parlamento Europeo del 7 de junio. En 2004, esa tasa había alcanzado el 54,3% en los 25 países miembros entonces de la Unión Europea, dado que Bulgaria y Rumanía se adhirieron y votaron sólo en 2007. Este promedio –en el que se situaba España (54,9%)– encubría diferencias considerables: entre un 9,2% en Bélgica (donde el voto es obligatorio) y un 83% en Eslovaquia.
Semejante coro de plañideras resulta de una especial hipocresía pues, en realidad, este desinterés masivo de los ciudadanos le viene como anillo al dedo a todos los gobiernos, sea cual sea su color, y a los partidos que los apoyan. Y esto al menos por tres razones:
1.- Permite mantener la opacidad sobre los procesos de decisión europeos.
La mayoría de los ciudadanos ignora que más del 75% (...)