El concepto de “Estado profundo” es recurrente en el vocabulario político. Originalmente, remitía al entramado que unía las instituciones represivas del Estado, el crimen organizado y la extrema derecha en países que vivieron dictaduras militares, como Grecia y Turquía. Su contenido quedó desdibujado al adueñarse de él los partidarios del brexit y los seguidores del presidente estadounidense Donald Trump. Lo que estos llaman “Estado profundo” no es sino el Estado en sí, la “gobernanza permanente” de funcionarios y jueces con quienes cualquier poder electo ha de contar.
En el Reino Unido, el “Estado profundo” tomó sin embargo una forma tangible durante el llamado periodo “de los Disturbios” en Irlanda del Norte. Se dio en aquel momento un enfrentamiento entre las fuerzas nacionalistas, favorables a la reunificación de Irlanda y mayoritariamente católicas, y los grupos lealistas, protestantes y dispuestos a cualquier cosa con tal de que Irlanda del Norte permaneciera en el (...)