El 20 de julio pasado, al clausurar las XXIII Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) en Sydney, Australia, el Papa Benedicto XVI anunciaba que las próximas se desarrollarían en Madrid del 15 al 21 de agosto de 2011. “Es un gran apoyo a la Iglesia española” señaló inmediatamente el diario conservador español ABC. En efecto, España es el único país junto con Italia en organizar por segunda vez este acontecimiento, desde su creación en 1984; por otra parte es, hasta ahora, el único país en recibir una segunda visita de Benedicto XVI, desde su elección en 2005. ¿Será España, para el nuevo Papa, lo que Polonia fue para Juan Pablo II: la vanguardia de la reconquista católica de una Europa que se vuelca al secularismo y al relativismo?
Es lo que hace pensar la intensa actividad eclesiástica que impulsa. Una veintena de obispos españoles salieron a las calles de Madrid, el (...)