En muchos aspectos, la ofensiva de Gaza recuerda la guerra del Líbano del verano de 2006, de la que los dirigentes israelíes claramente aprendieron algunas lecciones. No las lecciones estratégicas, ya que deberían haber finalmente tomado esas famosas “decisiones dolorosas” –en realidad, la simple aplicación del derecho internacional– que fundarían una paz duradera con sus vecinos. En cambio, evitaron repetir los mismos errores en materia militar, pero también en el terreno de la comunicación. Al riguroso acordonamiento en el interior y la prohibición del acceso a la Franja de Gaza que les ahorraba a los telespectadores las imágenes de una Gaza martirizada, se sumó una propaganda en todos los frentes en el exterior.
“Se creó, con cierto éxito, una nueva Dirección de Información, para influir en los medios de comunicación –revela el semanario británico The Observer–. Y cuando comenzó el ataque (...), una avalancha de diplomáticos, grupos de presión, blogs y (...)