¿Hay sólo una Europa posible? ¿La actual? No todos los pueblos lo creen. En tres de los Estados en los que ha habido referéndum, los electores dijeron “no” a esa Europa: en Francia y en Holanda en 2005, y en Irlanda en 2008. La respuesta de los Gobiernos y de las instituciones europeas a ese triple desafío fue tajante: esos pueblos votaron “mal” porque no estaban bien informados de los “beneficios” que les aporta la Unión Europea (UE). En consecuencia, los dirigentes europeos adoptaron dos decisiones: por un lado, no tomar en cuenta, en absoluto, los resultados de esos escrutinios; y por el otro, intensificar los esfuerzos para “explicar” las políticas de la Unión Europea.
El primer objetivo se alcanzó en Francia y en Holanda haciendo ratificar, por vía parlamentaria, un texto –el Tratado de Lisboa– en un 98% idéntico al de la “Constitución europea” rechazada por los electores. En Irlanda, (...)